
Cada generación está influida por una relación con la tecnología, como explica Carlos Molina en su ebook Tendencias en Marketing y Comunicación Digital para 2019, elaborado junto con otra quincena de expertos en Marketing.
Apunta que los millennials, que tiene entre 30 y 35 años, afrontar sus necesidades desde una perspectiva digital que implica unos valores diferentes, que “marcan la frontera a partir de la cual lo importante no es la conectividad, sino la personalidad”. Están marcados todavía por un fuerte valor relacional humano. Los centros educativos deben prestar atención a esta doble dimensión: lo tecnológico está presente, pero también las relaciones humanas.
En su percepción de las tendencias del marketing, considera que ha habido un cambio en las dos palabras más utilizadas en las estrategias de marketing: millennials y engagement. Los primeros, ya son adultos y afrontan con madurez su vida. El segundo término, necesita una redefinición, como veremos la próxima semana.
Conocer cómo son los millennials es importante, porque son quienes llevarán a su hijos a los colegios, están en edad escolar. Carlos Molina tiene una visión clara: ha sido formado en un modelo tradicional, pero apoya otros más abiertos y libres en ámbitos sociales como la familia o la igualdad de sexo. En lo tecnológico dedica más de una hora al día a sus redes sociales, sobre todo para observar, más que para aportar contenido propio. Las compras, cualquier tipo de compra, tiene un peso específico en internet.
A los millennials le sigue la Generación Z, que en poco tiempo también llevará a sus hijos a los colegios. Es una generación mucho más vinculada al móvil, con una perspectiva de consumo más global y menos local, que siguen marcas sin presumir de ellas, “sino de su propia personalidad”. Piensa que tienen capacidad de influencia. Está desvinculado de marcas tradicionales, como pueden ser las de los centros de enseñanza.
Cada generación cambia el mundo en el que vivimos, y aquellas marcas que “no sepan adaptarse al escenario perderán oportunidades y se quedarán fuera de juego”. En concreto Carlos Molina apunta a la necesidad de comprender que el entorno digital influye en los sectores, en todos, incluido el educativo. La relación de los centros de enseñanza con los hijos de los millennials en estos momentos y en el futuro próximo con los hijos de la Generación Z debe plantearse de otra manera, donde lo tecnológico esté presente y marcado por las relaciones humanas.
En el caso de uno de los “bienes” más preciados en una familia, como son los hijos, el marketing deberá entender el papel de las tecnologías utilizadas por padres e hijos y las relaciones personales para la gestión de ese “intangible” que se llama educación.