
Una de las decisiones que las familias deben tomar al inicio del curso es si desean dejar a sus hijos en el comedor escolar. Con frecuencia, los horarios laborales de los padres obligan a contar con esta opción, como forma de conciliar, y por ese motivo, las condiciones del comedor y las características del servicio empiezan a ser relevantes. De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística, el servicio de comedor es, año tras año, el servicio complementario más demandado en los centros escolares, especialmente en los niveles de Educación Infantil y Primaria.
Si, además, la familia cuenta con un niño o niña con alguna intolerancia alimentaria, el servicio de comedor pasa a ser una cuestión de máxima importancia. Por todo ello, y por la relación existente entre nutrición y rendimiento escolar, además de desarrollo y salud física, el servicio de comedor de un colegio es un factor importante en la elección de centro, primero, y en el grado de satisfacción de las familias respecto a los servicios del colegio, después.
Funciones del comedor escolar
Pero, ¿qué funciones debe cumplir un comedor escolar? Según un informe multidisciplinar publicado por Ergon en 2012, “Nutrición y alimentación en el ámbito escolar”, las funciones de un comedor escolar deben ser:
- Proporcionar una alimentación de calidad adaptada a las necesidades de cada niño;
- Conocer y valorar las aversiones a determinados alimentos en cada grupo de edad;
- Destacar la presencia de alimentos de temporada, especialmente frutas y verduras;
- Adaptar las recetas a cada época del año;
- Contar con el acondicionamiento del espacio más adecuado: superficie disponible, mobiliario, iluminación, insonorización, servicios, complementos, etc.
- Usar el comedor como un elemento didáctico más, como parte del desarrollo humano del niño y su formación en salud, nutrición, alimentación e higiene;
- Prestar especial atención a los profesionales que atenderán el comedor y a los niños durante las comidas;
- Contribuir al conocimiento de la cultura gastronómica local;
- Contribuir al conocimiento de alimentos, colores, olores, sabores, etc;
- Ayudar ala educación en higiene personal (cara, manos) y bucodental;
- Ayudar al desarrollo de habilidades sociales y de usos y costumbres en la mesa;
Evaluación del comedor escolar
El servicio de comedor escolar debe, además, seguir las pautas marcadas por unas guías y directrices alimentarias, que equilibre el aporte nutricional de las comidas. En España, estas últimas tienen su base en la llamada “Estrategia NAOS”, implantada por la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición, dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo. Además de seguirse dichas pautas, es muy importante incluir en esos menús las excepciones que se refieren a intolerancias o alergias alimentarias, por un lado, y opciones religiosas, por otro.
Sin entrar al detalle aquí sobre la composición más adecuada de los menús, sí es importante señalar que en este, como en otros servicios, es fundamental la comunicación con las familias. En ese sentido es clave mantener informadas a las familias sobre el menú que seguirán sus hijos cada semana, una información a la que, además, obliga la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición (artículo 40). En el caso de los más pequeños, es muy importante dar feedback del modo en que han comido cada día: cantidades, pautas de comportamiento, etc.
Por todo ello, y aunque, a priori, el servicio de comedor escolar sea visto como una cuestión secundaria frente a las puramente pedagógicas y educacionales, es un factor con peso creciente en la elección de centro y en la satisfacción de las familias con los servicios del centro escolar en el que confían para la educación de sus hijos. Y es así, primero, por las necesidades nutricionales; en segundo lugar, por atender a características especiales e individuales de desarrollo; y en tercer lugar, porque es ya un indicador de calidad en la evaluación global de una escuela infantil, un colegio o un instituto.