
Si en nuestro anterior post dábamos las pistas que todo profesor de infantil debe conocer para reconocer señales de alerta temprana en el aula de niños de cero a un año, hoy continuamos con la misma información práctica, pero referente a los pequeños de uno a tres años.
Las fases por las que pasará un caso en el que se detecten señales de alerta temprana son: Screening mediante la entrevista inicial, vigilancia del desarrollo (es aquí donde está el territorio de las señales de alerta en los centros infantiles), evaluación e interención. Los comportamientos y las actitudes a las que los educadores deben estar atentos e identificar como signos de alerta temprana son los siguientes:
DE 1 a 2 AÑOS
– No anda solo a los 18 meses.
– Patrón de juego muy repetitivo y estereotipado.
– Presenta conductas de periodos anteriores como babeo, golpeteo, tirar todo al suelo…
– Suele estar ensimismado, despreocupado de lo que ocurre a su alrededor.
– No sabe jugar a juegos convencionales (coches, construcciones, garabateo…) ni de simulación (muñecos, cacharritos…).
– Repite movimientos y/o conductas extrañas o estereotipadas con las manos o el cuerpo (“aleteo, balanceo, rotar sobre sí mismo, golpeteo de objetos, autolesión…”
– Pasa ininterrumpidamente de una actividad a otra sin centrarse en ninguna.
– No señala con el dedo para pedir ni para mostrar.
– No mira hacia el objeto o la persona que le señala el adulto.
– No responde a instrucciones sencillas: ven aquí, dame la pelota…
– No dice ninguna palabra o sonido con sentido referencial.
– No discrimina el nombre de juguetes o niños al nombrarlos.
– No busca el contacto afectivo con los padres o educadores.
– No muestra interés ni disfrute en la interacción con los niños.
– No muestra entusiasmo, comprensión o anticipación cuando van a recogerle sus padres
– Se evidencia un retroceso significativo en habilidades sociales o de lenguaje que ya tenía (por ejemplo pérdida del balbuceo…).
– Se evidencia un retraso significativo en habilidades madurativas respecto a sus compañeros.
DE 2 a 3 AÑOS
– Patrón de juego muy repetitivo y estereotipado.
– Pasa ininterrumpidamente de una actividad a otra sin centrarse en ninguna.
– Suele estar ensimismado, despreocupado de lo que ocurre a su alrededor.
– Incapacidadpara desarrollar juego simbólico.
– Repite movimientosy/o conductas extrañas o estereotipadascon las manos o el cuerpo.
– No muestra interés por los niños ni disfruta del juego compartido.
– No muestra entusiasmo, comprensión o anticipación cuando van a recogerle sus padres.
– No busca el contacto afectivo de los padres o la educadora.
– No señala con el dedo para pedir ni para mostrar algo que le gusta.
– No mira hacia la persona o el objeto que le señala el adulto.
– No comprende órdenes verbales referidas a un objeto, una persona y/o una acción.
– No emite palabras con sentido referencial a los 24 meses.
– Presenta menos de 10 palabras a los 30 meses.
– Presenta estereotipias verbales, ecolalia… (sin intención comunicativa).
– Se evidencia un retroceso significativo en habilidades sociales o de lenguaje que ya tenía (ejemplo: pérdida de vocabulario…).
Si se confirma que hay suficientes signos de alerta, el psicólogo Carlos Pajuelo, especialista en la detección de señales de alerta temprana en el aula y autor del blog Escuela de Padres, recomienda entonces actuar y transmitirlo a la familia, hablando siempre de conductas concretas para que se puedan observar en el contexto familiar. “Cuidado cómo se da la información, buscamos cooperar, validar a las familias y confiar en sus capacidades”, advierte. Seguidamente se deben proponer objetivos concretos, utilizar un lenguaje sencillo para que puedan entender la problemática con facilidad, mostrarse disponible a los padres y orientar la derivación del pequeño a pedriatría y/o atención temprana.