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Las universidades necesitan mejorar en comunicación

Las universidades necesitan mejorar en comunicación
5 diciembre, 2014 SchoolMarket

¿Cumplen nuestras universidades su objetivo? Pues la opinión general de la sociedad es que lo hacen con una nota relativamente baja, del 5,5 sobre 10, que es muy parecida a la otorgada a la calidad de la enseñanza universitaria (6,1 sobre 10). Quizá pueda deberse a un posible contagio por el malestar general. Sin embargo, a ojos de la ciudadanía las universidades pueden (o deben) cambiar bastante, pues creen que tienen un gran potencial de mejora.

Son datos de dos nuevos estudios que ha llevado a cabo la Fundación Europea Sociedad y Educación y que recogen la opinión que la comunidad universitaria y la sociedad española tienen acerca de sus universidades. Los autores de estos análisis han sido Víctor Pérez-Díaz, presidente de Analistas Socio-Políticos (ASP) y Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política 2014, y Juan Carlos Rodríguez, sociólogo e investigador de ASP.

El primero de los informes “Opiniones de los españoles sobre sus universidades: algunas perspectivas” recoge las percepciones y expectativas que la población adulta española deposita en sus universidades. El otro, “La comunidad universitaria española opina”, plasma las percepciones de profesores, estudiantes, personal docente investigador y personal de administración y servicios. La directora de investigación de la Fundación y coordinadora de los informes, Mercedes Esteban, ha apuntado que “tenemos la convicción de que la confianza y la credibilidad en el liderazgo de las universidades tiene mucho que ver con la calidad y la cultura de cualquier sociedad. Son algo así como su biografía intelectual”.

Opiniones de los españoles sobre sus universidades
Los encuestados atribuyen a las universidades como fin prioritario el de la formación de buenos profesionales, seguido del desarrollo de tareas de investigación e innovación. La puntuación sobre la utilidad de pasar por la universidad a la hora de encontrar trabajo se queda en un 6,1. Y hay más notas que no pasan del aprobado: la satisfacción media con sus estudios universitarios, tanto de los titulados como de los estudiantes actuales, apenas supera el 6 sobre 10 y las variaciones en dicha satisfacción están asociadas al hecho de estar sobrecualificado o no. Además, respecto a los profesores los encuestados han evaluado con un 6,2 sobre 10 su preparación para dar clase, y con un 5,7 su vocación.

La mayoría de los entrevistados (74,1%) creyó que sería beneficiosa la mayor competencia entre universidades públicas derivada de una mayor capacidad de elección de centro a escala nacional.

La comunidad universitaria española opina
Juan Carlos Rodríguez ha apuntado en la presentación de este informe que los encuestados parecen proclives a explorar cambios institucionales mayores, en la línea de una financiación más diversa, e una mayor autonomía universitaria en general y en el manejo de sus recursos humanos, acompañada de una mayor rendición de cuentas ante el público en general, y no solo ante las autoridades administrativas, y de una apertura a una mayor profesionalización de la gestión en sus distintos niveles. Sin embargo, esas disposiciones hacia una mayor apertura coinciden con otras muestras de resistencia al cambio que pueden explicarse como ancla de seguridad y como reacción ante un entorno cambiante percibido como invasor del mundo universitario”.

Parece también que no nos gusta mucho movernos, a la hora de elegir universidad, prima la ubicación sobre la reputación. La elección solo se ve facilitada en parte por la información disponible, que recibió una puntuación cercana al 6,5. Por ello, los encuestados acogen favorablemente la publicación de informes independientes (valorados con puntuaciones cercanas a 7,5) o de rankings universitarios (con puntuaciones cercanas al 7). El acuerdo medio de los entrevistados con el modelo de gobierno de las universidades apenas se acerca al 5 sobre 10. Y son más los que tienden a creer que las universidades privadas son más eficaces que las públicas, que los que creen lo contrario.

El papel del marketing educativo

Como se ve en estos informes, la imagen de las universidades españolas no es siempre la mejor o a menudo es escasa. Incluso la mayoría de los encuestados (54,2%) cree que son pocas o muy pocas las universidades que cuentan con una identidad propia. En ese contexto el marketing educativo -especialmente el papel de la comunicación- se presenta necesario y capaz de jugar un gran papel resolutivo porque muchas veces no llega a la sociedad todo lo que se está haciendo. “Las universidades no son organizaciones demasiado transparentes, aunque lo son más ahora que tiempo atrás. Pero no solo tiene que ver con las universidades, sino también con quienes están encargados de ofrecer información comparada sobre esas universidades, con la posibilidad de contar con informes comparativos, con rankings”, comenta Juan Carlos Rodríguez. El investigador afirma que las universidades hacen mucho más marketing de sí mismas ahora que en el pasado y lo achaca a que los recursos son más escasos y compiten más por esos recursos, pero advierte: “conviene que ese marketing proporcione información sustantiva, por ejemplo en términos de inserción laboral de los titulados, pues eso todavía no está llegando al público. Esa información algunas universidades empiezan a producirla y a publicarla en sus webs, pero son solo algunas y todavía no tenemos la posibilidad de comparar. Sin embargo en otros países, como EEUU, aún con las limitaciones que tienen los rankings, al menos tienen rankings y no son de una única puntuación, sino que evalúan distintas dimensiones de la universidad, como resultados de las patentes que se obtienen o de las investigaciones que se llevan a cabo”.

Los expertos se quejan pues de que nos falta mucha información de los centros, especialmente comparada, para poder elegir. Víctor Pérez-Díaz considera que el marketing y la comunicación son unas buenas herramientas para las universidades y que habría “que dar información sobre resultados, costes de las plazas, eficacias e ineficacias administrativas, movilidad, programas… información variada y objetiva… y eso no lo cubren los órganos oficiales, ni los periódicos, los periódicos están muy sesgados y caen en los simplismos”.

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