
Desde hace años, el debate sobre la escolarización en casa o homeschooling está sobre la mesa. Por mejorar la conciliación de la vida laboral, por falta de creencia en el sistema educativo o con el intento de seguir la tendencia en otros países, muchos padres actúan también de profesores con sus hijos en sus hogares. Éstos defienden que los niños pueden formarse en el hogar como si fuera un aula, que su madre puede ilustrarles sobre las matemáticas mientras el padre prepara los dictados de lengua. Los que están en contra argumentan que la socialización se alcanza en la escuela y que ningún padre o madre es competente en todas las disciplinas, según informa El País
En España la escolarización es obligatoria durante 10 años pero que se realice en el ámbito del hogar es ilegal. Solo es posible en caso de enfermedad del alumno, vida itinerante o residencia en el extranjero. La Asociación de Libre Educación (ALE) cuenta unas 400 familias que piden un cambio de la ley en este aspecto. En 2010, el Tribunal Constitucional denegó a unos padres la posibilidad de enseñar a sus hijos en su propio domicilio sin escolarizarlos en un centro educativo oficial. Los niños hablan cinco idiomas y recibían en casa clases de música, lengua, ciencia y matemáticas.
Las familias que llevan a cabo el llamado homeschooling organizan su propio horario escolar integrando todas las asignaturas y lo combinan con una academia de idiomas o música. Para Álvaro Marchesi, catedrático de Psicología Evolutiva y Educación y ex secretario de Estado no es del todo adecuado: "la institución escolar contribuye a que los estudiantes aprendan a vivir juntos, a respetarse, a ser solidarios, a construir sus propios valores mediante la reflexión y el encuentro con los valores de los otros. La educación en casa tiene el serio riesgo de perder esa posibilidad enriquecedora”.
Para Adrián Candela, catedrático de Bachillerato, no hay que ser ningún experto para ayudar a un hijo a aprender y a menudo descubren que están aprendiendo con sus hijos. Tampoco hace falta con un equipo costoso ni tener contar con muchos medios. “Existen libros que hablan de los recursos para educadores domésticos y oportunidades para desarrollar proyectos estimulantes y prácticas en matemáticas y ciencias utilizando el material de la cocina y de la caja de herramientas. Algunas familias comparten los libros de texto y los museos son igualmente elementos muy útiles”, dice Candela.
Los expertos establecen cuatro categorías generales del homeschooler: sectas ideológicas o religiosas, formas de vida alternativas, desencantados de la escuela que creen que pueden hacerlo mejor o quienes se adaptan, por ejemplo, a un difícil horario por estudios artísticos o deportivos. Y considera que cada forma debería considerarse de manera distinta. En lo que sí coinciden casi todos es en que no es lo mismo faltar a clase por ser absentista que por aprender en casa. Y en que debería considerarse de forma diferente.