
La internacionalización en la Educación es una tendencia imparable. En un contexto global en el que se hace necesaria la comunicación y la integración para desarrollarse y crecer, surgen necesidades educativas que preparen a las personas desde su más temprana edad para afrontar este reto de la forma más adecuada. Los padres y madres son cada día más conscientes de ello, y en consecuencia, los centros educativos ya han empezado a responder a esta demanda.
Por una parte, la internacionalización se empieza a ver como un valor añadido o diferencial entre los centros educativos, y por otro, como un valor cualitativo, por los beneficios que aporta. Por este motivo es una herramienta potentísima, no sólo para completar la formación de los alumnos matriculados, sino para atraer a futuros padres y madres que demanden la entrada de sus hijos a un centro educativo.
Internacionalización de la Educación: definición
Pero ¿de qué hablamos al referirnos a la internacionalización de la Educación? Este concepto se refiere a una forma de entender la Educación más allá de la asimilación de conocimientos, y que integra herramientas para abrir al alumno a un mundo global, como escenario para su desarrollo, y dotarle de las aptitudes y capacidades necesarias para hacerlo de forma óptima, es decir, aprovechando todas las oportunidades que le ofrece esta realidad. Se trata, por lo tanto, de educar a ciudadanos del mundo, y dotarles de autonomía, capacidad de integración e innovación, aptitudes comunicativas y de negociación, yendo mucho más allá de los puros resultados académicos. Al final, el alumno deberá ser capaz de enfrentarse a un mundo global, con todas sus complejidades, desde su realidad local, integrándolo de forma natural.
Por lo tanto, el centro educativo que quiera responder a esta demanda deberá cambiar esencialmente, vertebrando en todo su sistema de enseñanzas la idea de que estas permitan entender mejor el mundo en su totalidad, y comunicarse con él. Esto le llevará a reforzar algunos conocimientos y aprendizajes tradicionales, como los idiomas, añadir algunos nuevos, como habilidades para la integración socio-cultural y la convivencia. Pero, sobre todo, obligará al centro a establecer relaciones más allá de su geografía regional o nacional con centros educativos de otros países, y por lo tanto, entornos culturales diferentes. La internacionalización no solo representa para el colegio un mejor servicio a sus estudiantes, además, es una potente herramienta de marketing educativo al permitir la diferenciación con otros centros.
El enfoque internacional, sumado a la apertura a otras culturas, con una comunicación periódica y experiencias de intercambio, viajes y estancias, proporcionarán al alumno una visión muy distinta a la que le ofrecía la escuela tradicional, que se centraba, sobre todo, en lo que acontecía dentro del aula y a lo sumo, en el municipio o entorno regional y nacional.
Emprender esta dirección requiere seguir algunos pasos previos, con recursos propios o externos, que asienten una base sólida, pero la internacionalización es, con toda seguridad, un camino sin retorno al que cada vez se sumarán más centros educativos. De hecho, probablemente, en apenas una década no se entenderá la educación sin su vertebración en la internacionalización.
¡Estad atentos!