
Es frecuente escuchar en el mundo de las pymes, y la mayor parte de los colegios privados lo son, que los “temas de la web y las redes sociales los lleva un primo informático” o “lo lleva Fulanita, la profesora de informática, una chica muy preparada y que, además, ha hecho un curso de community manager”.
Esta respuesta que en otros sectores podría resultar casi cómica, me la he encontrado a lo largo de mi carrera en el mundo del marketing y la comunicación en infinidad de ocasiones. Sorprendente ¿verdad? ¿Se imaginan poner en manos de un primo “muy manitas en mecánica" un avería seria de su coche?, ¿o en manos de un estudiante de derecho un complejo problema legal? ¿Se fiaría de un compañero de trabajo que lee mucho sobre temas de salud en el diagnóstico de una enfermedad? ¿Depositaría la contabilidad de su empresa a una prima a la que se le dan muy bien los números? Pues esto ocurre en el mundo del marketing con mucha frecuencia, y en la educación con contumaz persistencia a diferencia de la profesionalidad exigida en otros aspectos de la gestión escolar.
Es lógico que un colegio se centre en la enseñanza, en la selección de los mejores maestros, en la inversión de los mejores equipos e instalaciones, en cuidar de sus alumnos pero, en una situación económica como la actual y en la era de la sociedad de la información, uno no puede poner en manos de aficionados bienintencionados su imagen, posicionamiento y reputación.
La página web de una institución es, muchas veces, la primera puerta de entrada y de toma de contacto para los potenciales clientes. Si una familia está buscando un centro para sus hijos lo primero que hará (o lo segundo, después de consultar con familiares y amigos) es buscar en Google “Colegio” + “localidad” o “colegio privado” + “localidad”. Si su colegio está bien posicionado (en la primera página, a ser posible), muy probablemente, será visitado por el padre/madre internauta. Si no está en esas primeras páginas está perdiendo muchas probabilidades de ser conocido virtual y físicamente por sus potenciales clientes.
Bien, supongamos que su colegio está bien posicionado porque tiene una buena estrategia SEO (posicionamiento orgánico en buscadores) o, simplemente porque ha sido, casualmente, agraciado por el algoritmo de Google (aunque en estas lides nada es casual), ahora tendrá que causar una buena impresión. ¿Está su web “arreglada” o le han pillado en obras o con la bata de andar por casa? Recuerde que no hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión. No cuesta tanto hacer una buena página web por profesionales, o al menos el dinero que le destine será una inversión segura para usted. El que no cueste mucho no significa que la haga el primo informático o el profesor de informática, porque a lo mejor saben mucho de hardware o software pero no tienen porqué tener ni idea de comunicación, ni de marketing educativo, ni tampoco de los gustos de tu potencial mercado. Eso en cuanto a la página web, pero también ocurre en el diseño de los folletos, en el logotipo… por no hablar de las redes sociales, donde pasa tres cuartos de lo mismo, pero el tema de la reputación en los social media será harina de otro post.
Por Víctor Núñez (@Vic_Nunez_) , doctor y licenciado en Periodismo (UCM), Diploma de Estudios Avanzados en Marketing (UCM), Máster en Marketing Digital (UOC). Profesor de Estructura de la Comunicación en UDIMA, director de SchoolMarket.