
Gonzalo García Fernández, nacido en Ferrol hace "cuarenta y tantos años"; es físico de formación y profesor de vocación. Lleva en el mundo de la educación cerca de 20 años y desde 1999 enseña matemáticas, física y otras materias a los alumnos de entre ESO y Bachillerato en el Colegio Internacional SEK-Atlántico de Pontevedra. Como parte de sus funciones ha puesto en marcha y coordinado diversos programas de innovación educativa como por ejemplo MeteoSEK, Centro de Excelencia SMART o iTEC. Además, actualmente realiza labores de asesoría para European Schoolnet (la agencia educativa de la Unión Europea) dentro del proyecto iTEC.
¿La digitalización del material mejora el método de enseñanza y el acceso de alumnos y profesores?
La digitalización del material facilita el acceso de alumnos y profesores, así como la colaboración entre unos y otros. Pero sólo es un paso en la mejora del método de enseñanza-aprendizaje: si simplemente nos limitamos a digitalizar, estamos cambiando el vehículo de transmisión, pero no el método. Es necesario un cambio de mentalidad y de metodología para conseguir sacarle partido a las nuevas funcionalidades a las que la digitalización abre las puertas.
¿Qué funciones específicas tiene la pizarra digital para mejorar el aprendizaje?
La PDI (pizarra digital interactiva) es mucho más que una nueva interfaz de comunicación profesor-alumno a través de un ordenador. La clave está en la “I” final: la interactividad. El cambio de paradigma educativo desde el aprendizaje centrado en el profesor al aprendizaje centrado en el alumno, hace que los papeles de ambos hayan cambiado dentro de la experiencia de aprendizaje: el alumno deja de ser un mero receptor-consumidor de contenidos y pasa a ser parte activa en la construcción de su propio aprendizaje, mientras el profesor pasa de ser un depósito-transmisor de conocimiento a ser un guía, un facilitador para que el alumno pueda avanzar a su ritmo y según sus expectativas a lo largo de esa experiencia de aprendizaje compartida y a largo plazo en que se ha transformado su paso por el sistema educativo (y su proyección posterior como “long life learners”). Por ello, la PDI abre grandes posibilidades en la creación y compartición de actividades que los alumnos pueden desarrollar individualmente o en equipo, presentar ante sus compañeros y/o el profesor, evaluar de manera objetiva obteniendo feedback en tiempo real, etc. Pero, otra vez, se hace necesario un cambio metodológico que permita implementar este tipo de actividades en clase y no cambiar simplemente de soporte desde el libro, cuaderno o pizarra de tiza al formato digital.
¿Quién considera que es más reticente a esta adaptación: profesores, padres, o las administraciones?
Basándome en mi experiencia, no hay una gradación clara en cuanto a la clasificación que me pides. Es evidente que la inversión inicial en dotación tecnológica es un claro obstáculo para las administraciones, pero una decidida apuesta por la modernidad y, sobre todo, las muchas evidencias de la mejora en la experiencia de aprendizaje de los alumnos hacen de este obstáculo algo cada vez más fácil de salvar (aunque en estos tiempos de crisis la cosa está volviendo unos cuantos pasos atrás…).
Por otra parte, los profesores (en esto como en tantas otras cosas) pueden dividirse en tres grandes grupos: los innovadores, siempre dispuestos a probar cosas diferentes, de manera entusiasta, implicándose en el desarrollo de materiales y exprimiendo el jugo de las nuevas posibilidades que se les abren mediante el necesario cambio metodológico; los indiferentes, aquellos a los que con tal de que los dejen en paz con lo que han venido haciendo durante muchos años hacen pequeñas concesiones y utilizan algunas de las características más simples de la PDI sin un verdadero cambio metodológico; y los reticentes o refractarios, que defienden a capa y espada las virtudes del sistema tradicional en el que siempre se han sentido cómodos y a los que no les interesa la mejora que puedan experimentar sus clases con la implantación de nuevos puntos de vista. La proporción de estos grupos en cada claustro determinará que un centro tenga un perfil más o menos innovador.
Las familias, siempre que sean convenientemente informadas de qué se hace, cómo y porqué se hace, suelen mostrarse colaboradoras, dado que su mayor interés está, evidentemente, en la experiencia de aprendizaje de los alumnos. Es cierto que también aquí podemos ver una categorización semejante a la de los profesores en cuanto a la comparativa de la metodología con la que estudiaron padres y madres respecto a la de hijas e hijos, pero, en general, están abiertos a los cambios teniendo en cuenta la continua evolución de la sociedad en la que estamos inmersos.
¿Y qué tal están respondiendo los alumnos?
Los alumnos siempre están encantados con cualquier tipo de cambio respecto a la rutina en clase. Esto no significa que haya que estar continuamente cambiando el método con el fin de satisfacer esa querencia, sino que la desrutinización de la experiencia de aprendizaje es una oportunidad al mismo tiempo que un desafío para conseguir que los alumnos se impliquen en el desarrollo de su propio aprendizaje. Como se mencionó antes, la interactividad es la palabra clave en el proceso, de manera que si se introduce de modo que los alumnos sientan como suyo el cambio, el éxito está prácticamente asegurado.
¿Existe algún riesgo en el uso de las pizarras digitales? ¿Puede resultar un elemento de distracción?
Una vez más debemos considerar el cambio metodológico necesario para que la PDI no sea un mero elemento tecnológico más en el aula: si no hacemos esto, evidentemente, una vez que haya pasado el tiempo de la novedad, los alumnos se quedarán con los elementos de espectáculo que se ofrecen a través de las presentaciones (efectos, transiciones, vídeos, enlaces,…) sin el valor añadido que pueden aportar las actividades específicamente diseñadas para las clases con PDI. Ese cambio metodológico en el que los alumnos pasen a ser protagonistas y colaboradores necesarios es nuestro billete hacia el éxito en ese viaje a través del aprendizaje en que tenemos que convertir su paso por el sistema educativo.
¿Cree usted que el medio digital es más efectivo que los medios tradicionales?
No se trata de una alternativa excluyente. Durante algún tiempo, y sobre todo desde el punto de vista de los detractores del cambio, se ha planteado la disyuntiva entre los medios “tradicionales” y los “innovadores”. Sin embargo, el cambio metodológico al que me estoy refiriendo a lo largo de todas estas líneas se refiere al rediseño del conjunto de estrategias que van a definir la experiencia de aprendizaje de nuestros alumnos, tanto de la manera de plantear las actividades diseñadas para la PDI y a su implementación dentro del desarrollo curricular como a su compatibilización con las otras actividades a desarrollar con los alumnos. Y dentro de esa experiencia, seguirán teniendo importancia actividades “tradicionales” donde, por ejemplo, el papel instructor del profesor será el preponderante (habrá que seguir explicando cómo se resuelven las ecuaciones de segundo grado y poniendo ejemplos del método).
¿Llegarán los métodos de aprendizaje digitales a sustituir por completo a los métodos tradicionales?
Como se puede ver en la respuesta anterior, en realidad son métodos complementarios, y ambos son necesarios para garantizar la formación completa de nuestros alumnos. De todas formas, cada vez son más las alternativas que surgen para aumentar la “caja de herramientas” disponibles para conseguir motivar y atender a la diversidad de nuestros alumnos, sus modos de aprender (inteligencias múltiples), etc. Ejemplos a tener en cuenta y que, en los próximos años, tendrán cada vez más peso y presencia en el lenguaje cotidiano son MOOC (Massive Online Open Courses), flipped-classroom, blended learning,…
Gracias a la adaptación de las pizarras digitales, ¿han aumentado las calificaciones y el rendimiento de los alumnos en las aulas?
Posiblemente sea muy difícil establecer una correlación directa entre PDI y calificaciones y/o rendimiento individual. Sin embargo, lo que sí es objetivo es que la implementación de las PDI con el correspondiente cambio metodológico ha abierto campos muy interesantes respecto a nuevas formas de evaluación, más y mejor atención a la diversidad, mayor posibilidad de introducción de las inteligencias múltiples en las actividades en el aula y fuera de ella, etc. Asimismo también el rediseño de la metodología, integrando los distintos tipos de actividades, permite un mejor enfoque de la enseñanza y evaluación de las competencias básicas y las habilidades del siglo XXI.
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Olvidamos comentar que soy Profesor Ejemplar SMART. El programa de Profesores Ejemplares SMART (SEE) reconoce a aquellos profesores de todo el mundo que contribuyen a la introducción, desarrollo y mejora del uso de las TIC en el aula y su repercusión en todos los aspectos del aprendizaje, desde la producción de materiales hasta la evaluación de los alumnos.
http://bit.ly/1jL6ytc